martes, 21 de diciembre de 2010

Verano 2001
























Verano 2001

¿Te acordás que nos encontramos

en la plaza del congreso el 19 a la noche,

entre los fuegos

de las balas y los negocios incendiados?

Las balas eran de goma

pero había algunas de metal

y mataban

¿alguien explicó eso?

El humo era de los gases y el fuego

quizás de la gente, del vapor ardiente que salía

de la boca de la gente gritando

de miedo algunos

de asombro otros

todos estábamos iluminados

por el verano y la certeza

de no saber qué estaba pasando pero que era grande.

Vos habías venido en bicicleta

y estabas serio, no serio como drogado

sino serio como quien ha visto.

Nosotros veníamos caminado

corriendo un poco

erizados y en ojotas

sin saber por qué pero sabiendo

que no había otro lugar mejor donde estar.

Esa noche vimos morir a un hombre

en la escalinata del congreso.

Todo eso pasó, yo lo recuerdo

y te lo cuento porque temo olvidarlo

temo que el poder y los medios terminen por ganar

y nos olvidemos que esos días hubo guerra civil

y que ganamos.

Esos días el “que se vayan todos” fue la realidad

y la ciudad era auténtica y alegre.


Texto: Melissa Bendersky - Foto: Hernán Pirato Mazza

jueves, 2 de diciembre de 2010

Número uno!


Puto el que lee

"La homosexualidad no es un peligro, la homofobia sí"

Si alguien tiene aerofobia (fobia a los aviones), ¿qué culpa tienen los aviones?

La única cura a las fobias es el amor.

En este número varias notas invitan a reflexionar sobre la discriminación. Un debate que amplia sus fronteras constantemente, y en esa ampliación va encontrando distintas resistencias. No hace mucho tiempo, un negro no podía usar el mismo baño que un blanco, ni una mujer podía tener un cargo político. Sin embargo, por suerte, y a fuerza de organización, protesta y lucha, esos errores sociales se van corrigiendo, hasta convertirse en ley. En nuestro país es ley que dos personas del mismo sexo se casen, formen una familia y tengan hijos. El odio resuena, se parangonan opciones sexuales con enfermedad, vicio, perversión... ¡Imaginen si le hubiesen dado bola al que dijo que la rueda era una herejía!

En la actualidad, el insultar a alguien aludiendo al color de piel, nacionalidad, aspecto, condición, sexualidad, esta tratando de desaparecer. Y no por capricho. El lenguaje, y el sentido que le damos a las palabras, son el reflejo de nuestra forma de pensar y, por lo tanto, de actuar como sociedad. Revisemos nuestros comportamientos, y exijamos en quienes tienen un cargo político un refresh mental. La discriminación viene de la mano de los prejuicios, y los prejuicios, en general, se basan en la ignorancia y el miedo.

Busquemos conductores y responsables sociales capaces de acompaña los cambios sociales y mentales. De nada sirven a una sociedad en crecimiento los que están atrapados en valores y paradigmas caducos.