domingo, 15 de enero de 2012

A rey muerto rey puesto: cuadro de situación en la nueva provincia minera


Carlos Soria, el gobernador electo de la provincia de Río Negro (por fin un peronista!) murió el 1° de enero de un disparo en la cara. Su vice dejó en claro que será más sorista que Soria. La población ya está apretando los dientes y agarrándose para las sacudidas que vendrán.

Hay que reconocer que los peronistas -sobretodo los del ala duhaldista, tal es el caso- saben generar impacto. Carlos Soria fue votado por la mayoría de los rionegrinos aunque el voto fue “contra lo radicales” que habían (des)gobernado la provincia los últimos 28 años. Ahora Soria está muerto y como suele ocurrir ha adquirido un respeto acartonado, cercano a la reverencia que se les da a los santos. Aunque Soria nunca estuvo interesado en ser santo ni nada que se le parezca.

En sus 20 días de gobierno, Soria se cuatriplicó su sueldo y el de sus ministros para equipararlos con los del poder judicial y para que nadie se vea tentado de robar (...); ordenó a sus legisladores que derogaran una ley que prohibía el uso de cianuro en la provincia, abriendo la puerta para la minería a cielo abierto y algunas otras delicias que todavía (mentes ingenuas) no podemos preveer; y pasó a disponibilidad a miles de empleados provinciales, entre otras acciones de gobierno tan maravillosas como estas.

Justo cuando la gente que lo votó por aquello de sufrir “el mal menor” se estaba preguntado si realmente este era el mal menor, el gobernador electo murió asesinado al parecer por mano de su propia esposa, que, según se cree, se hartó de bancarle el mal trato y la amante con la que iba a convivir en Viedma en lugar de ella.

El vice electo ahora es el encargado de ejecutar lo ya planeado/planteado por el difunto. En su asunción del cargo de gobernador, Alberto Weretilneck dijo que el discurso de Soria sería “la biblia” para él, y que los sectores peronistas no debían preocuparse porque él (aunque viene del Frente Grande) no pensaba dar un sólo paso a la izquierda, sino que piensa hacer todo lo que su difundo compañero de formula quería.

Entre las últimas novedades y frente a la oposición que la derogación de la ley anticianuro despertó en la región andina, Weretilneck no tuvo mejor idea que decir: “Quédese tranquilo Bariloche, aquí no aplicaremos política minera”. ¡Qué cintura política, señores! ¡Y qué ejemplar del proyecto nacional y popular!

Después de escuchar estas maquiavélicas declaraciones, toda la gente que está movilizada contra la contaminación, respiró aliviada y se fue a cortar el pasto a su casa. ¡No?

El 23 de enero empieza el año chino del dragón, ¿será por eso que los nuevos gobernantes ya están prendidos fuego?

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